Cuando hablamos de un niño
pequeño de 3, 4, 5 años, pensamos que conforme al desarrollo evolutivo existen
determinadas características de acuerdo a la edad. Si bien esto es cierto, lo
es también que no existe un patrón obligatorio
que debe seguir todo niño. En la actualidad hay una corriente muy fuerte en
psicología infantil, como en pedagogía que cada
niño tiene su propio ritmo de desarrollo, sus propias características que
lo hacen diferente de otros niños de su edad y por lo tanto, quienes trabajamos
con pequeños no pretendemos que todos marchen al mismo ritmo, ni respondan o
actúen igual ante los mismos estímulos.
Lamentablemente al mismo tiempo nos enfrentamos a un mundo muy
competitivo que se fija metas para cada edad y trabaja para que ello sea así,
de esa manera en algunos centros educativos se establecen objetivos para
alcanzar, según la edad del niño y el grado.
Esto hace que los padres se
preocupen porque su hijo tenga éxito ante las demandas escolarizadas y se
angustian si perciben que su niño tiene dificultades para conseguirlas.
Es bueno por ello tener presente
que cada niño es diferente y que a los 4
años lo que necesita saber es que es muy amado por sus padres y maestros,
pues ello le dará seguridad y confianza en sí mismo y permitirá atravesar la
etapa de desarrollo por la que está pasando, que es la búsqueda de su independencia, de una manera satisfactoria. A esa
edad el pequeño busca hacer las cosas
por sí mismo, como vestirse, comer, lavarse y los padres deben apoyarlos en
esas conductas, permitiéndoles que las hagan, y así poco a poco adquirirán más
habilidad en ellas. Querrán también decidir cuándo y qué comer, hasta cuándo
jugar, a qué hora acostarse y es
importante que los padres les hagan saber que esas decisiones no las toman los niños sino sus padres, es bueno
que desde pequeños tengan límites claros, pero manejados con firmeza y ternura.
Es también el momento de explorar más lejos de su entorno familiar,
de hacer amigos y compartir con ellos y así va pasando de sus juegos personales
a juegos que implican socializar con otros niños, aprenderá a respetar turnos,
a que él no es el centro de atención y paulatinamente dejará su egocentrismo y
será capaz de aceptar reglas.
Si bien está en búsqueda de
independencia, no es el momento de dejarlo solo, siempre requiere de la supervisión de un adulto, pues su capacidad de
comprensión no le permite evaluar por ejemplo momentos de peligro o resolver
situaciones de conflicto, siendo entonces necesaria la intervención de los
padres o maestros.
Desde el punto de vista académico
es muy difícil establecer qué logros debe haber alcanzado, pues al tener cada
niño su propio ritmo no se puede pretender que al mismo tiempo todos hayan
llegado a dominar ciertas competencias. Algunos podrán haber empezado a mostrar
inquietud por leer y tratan de hacerlo, otros muestran habilidad para el trazo
y pueden escribir su nombre, otros se interesan por la naturaleza, animales, plantas,
y pueden conocer el nombre de muchos de ellos. Hay quienes muestran habilidades
más ligadas con lo artístico, como el baile, la dramatización de situaciones, o
los deportes.
En realidad debemos ofrecerles a
nuestros pequeños un abanico de
actividades que les permita descubrir aquellas en las que se sienten
cómodos y que disfrutan más. De esta manera se reforzarán su autoestima y
crecerán con un sentimiento de satisfacción en sí mismo y confianza en el mundo
que lo rodea.
Evitemos poner el acento en las cosas que no puede hacer y resaltemos
más bien las que sí logra hacer.
Carmen Fernández Gonzales
Psicóloga-Psicoterapeuta
Miembro del Equipo Directivo
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