martes, 1 de mayo de 2012


Separaciones….divorcios

En una separación TODOS SUFREN. Es una crisis familiar en la que los padres experimentan culpa, sensación de fracaso, incertidumbre, tristeza, angustia, impotencia, rabia invaden su mundo interior  llenándolo de pesadumbre.
Es un momento de duelo, se derrumban los sueños en común, los planes y proyectos, los ideales y valores con respecto a la familia.
Tres reacciones son frecuentes:
-     La negación de todos estos sentimientos porque si los reconozco y hago contacto con ellos siento que no voy a poder con ello. Entonces tratamos de seguir haciendo una vida como si nada pasara, “ya se acabó, ya rompí, todo está solucionado serían los comentarios”.
-     Quedarse estancado, rumiando la frustración durante mucho tiempo y la amargura invade totalmente no dejando espacio para las emociones positivas. 
-     Enfrentar la crisis y tratar de superarla poco a poco, buscan ayuda, apoyo.
Cuál piensas que es la más saludable? Evidentemente la tercera opción, no es fácil pero es un trabajo que hay que hacer para “salir del pozo.

A los hijos les invade el sentimiento de pérdida, sensación de abandono, culpa (creyendo que quizá han hecho algo para que los padres se peleen) dudas, temores, inseguridad, desestabilizándolos emocionalmente. Esto se refleja de diferentes modos, unos se cierran, no hablan, otros hacen como si nada pasara y algunos manifiestan una conducta agresiva y desafiante.
CÓMO AYUDARLES
-     Hablarles con la verdad (de acuerdo a la edad) decirles lo que está sucediendo para darles oportunidad de ir procesando la sorpresa, la pena.
-     Anticiparles qué va a ocurrir, quién y cuándo sea irá uno de ellos, con quién se van a quedar, en qué momentos vendrá y serán las visitas, etc. Evitar darles la posibilidad de elegir porque entran en un conflicto de lealtades que les hace mucho daño.
-     Aclarar que es una decisión que compete a los padres solamente y que ninguno de ellos tiene culpa de nada.
-     Explicar que lo han pensado bien y no fomentar la posibilidad de reconciliación (si es que la decisión es firme) para evitar acrecentar la fantasía, muy propia de niños y adolescentes, de que sus padres van a volver a estar juntos.
-     Reforzar el vínculo afectivo, del progenitor que se queda y más aún del que se va, que tengan la seguridad de su cariño compartiendo con ellos, atendiéndolos, cumpliendo con los días y horas de visita, que sientan que pueden contar con él, que no los ha abandonado.
-     No usen a sus hijos como pretextos para dañarse los padres entre sí.
-     Compartan algunos momentos a solas con sus hijos, sin las nuevas parejas.
Todo ello permitirá ir recuperando un nivel saludable de estabilidad pues en situaciones como éstas, los niños y adolescentes (y también los padres) suelen deprimirse.
RECUERDEN que el buen entendimiento y respeto entre papá y mamá aminora la tristeza y la desestabilidad en los niños.
PADRES ¡Sigan involucrándose afectivamente con sus hijos!