domingo, 3 de julio de 2016

Expresiones, mensajes que no deberíamos decirle a un niño

Iniciamos nuestra reflexión recordando un principio básico en psicología infantil que es que los niños deben sentir desde el primer instante de su vida es el amor de sus padres y de quienes están en su entorno. Todo niño debe sentirse sostenido, acogido, por mamá y papá, pues esa es la base para que desarrolle un sentimiento de confianza en quiénes lo cuidan, lo que favorecerá  un sentimiento de seguridad en sí mismo y en su entorno.
Partiendo de esta premisa no resulta difícil plantear cuáles son las expresiones y mensajes que no favorecen un desarrollo emocionalmente saludable.
Pensemos en un recién nacido, las actitudes de la madre al sostenerlo, darle el pecho, vestirlo, bañarlo que no van acompañadas de un gesto cariñoso, de una mirada de afecto, sino más bien de fastidio, cansancio, indiferencia y hasta rechazo, son cosas que se dicen no verbalmente, pero sí gestual y corporalmente que generan un sentimiento de inseguridad en el niño.
Cuando va creciendo y nos dirigimos a él en un tono imperativo, como un ¡No! frente a diversas situaciones, el niño lo interpreta como que es rechazado.
Resultado de imagen para una mamá le dice a su hijo porque te portas malExpresiones durante la crianza, en el establecimiento de límites, en que se le pide que se comporte de una determinada manera y cuando no lo hace le decimos “por qué te portas mal, ya no te quiero”. Debemos tener presente que el amor al niño es incondicional, que no depende de cómo se comporta. Por ello cuando corregimos una conducta hay que poner énfasis en que lo que está mal es la conducta, no el niño.
Evitar las comparaciones: “mira cómo tu hermano que es menor, sí sabe portarse bien” o “todos los niños de tu edad ya hacen bien lo que te decimos, por qué tú no puedes”, o “qué pasa contigo que todo lo haces mal”. Todo comentario que melle la autoestima del niño, sólo contribuye a reforzar un sentimiento de que algo malo tiene él, por ello deben evitarse.
Manifestarle que ya estamos cansados de nuestra labor como padres, o que no sabemos qué debemos hacer: “me canso de repetirte las cosas, tienes que obedecer a la primera”, o “no sé qué hacer, hago una serie de cosas y nada resulta, finalmente haz lo que quieras”. Expresiones de ese tipo lo desorientan, pues si sus padres ya no saben qué hacer ¿entonces quién se podrá hacer cargo de él?
En el proceso de aprendizaje escolar manifestarle fastidio por qué no entiende: “ya te lo expliqué, no entiendo por qué no lo haces bien”. El niño sentirá que no es un buen alumno y rechazará la etapa escolar.
Formemos niños seguros y no le digamos nada que cuestione nuestro cariño ni merme su autoestima.

Carmen Fernández G.
Psicóloga-Psicoterapeuta
Miembro del Equipo Directivo
                          www.centrodeasesoriapsicologicatikay.com