Una pregunta
polémica, que se realiza constantemente es, cuando comenzar a enseñar a leer y
escribir a los niños. Las opiniones sobre esto son muy variadas y contrapuestas.
Lo que debemos de tener claro es, que el aprendizaje
es un camino que se inicia desde la vida intrauterina. En relación al
lenguaje el bebé primero emite sonidos, luego silabeos y palabras. Poco a poco
empieza a expresar ideas mediante frases sencillas hasta que consigue luego
expresarse de forma fluida y compleja. Así, una vez que dominamos los mecanismos básicos del lenguaje oral, se
inicia otro gran reto: aprender a leer y escribir, característica típicamente
humana, en donde intervienen muchos factores, sobre el que recaen
diferentes influencias. Es el hecho de poder transmitir mensajes, pensamientos
e ideas a través de símbolos. De tal forma que dichos mensajes perduren en el
tiempo sin necesidad de que emisor y receptor coincidan en el tiempo. Este
aprendizaje entonces es mucho más que un conjunto de formas gráficas, es un
objeto social para cada persona y es parte de nuestro patrimonio cultural.
Los niños inician
el aprendizaje de la escritura en los más variados contextos, ya que la
escritura se encuentra presente en todos los ambientes que nos rodean y el
diario vivir nos pide constantemente el uso de la lectura de esta. Los niños
entre 4 y 5 años, dentro del conjunto de representaciones gráficas, son capaces
de diferenciar lo que es el dibujo y lo que no lo es, y más adelante sabrán que
esos que no lo son, se llaman letras o números, que son para actividades
específicas: leer y escribir, que con ellas podemos informarnos y transmitir
sentimientos, acontecimientos y situaciones personales y grupales al mundo que
nos rodea e involucrarnos en él.
Emilia
Ferreiro, psicóloga argentina e investigadora de la lecto-escritura, afirma que
ningún niño urbano de 6 años de edad comienza la primaria con total ignorancia con
respecto a la lengua escrita. La información recibida, por diferentes fuentes
ha sido necesariamente elaborada, asimilada por los niños para poder
comprenderla. Solamente es posible atribuir ignorancia a los niños preescolares
cuando pensamos que el “saber” acerca de la lengua escrita
se limita netamente y exclusivamente al
conocimiento de las letras.
Intentando
responder a la pregunta, el aprendizaje para la lecto- escritura, es un camino
que depende mucho más de las experiencias cotidianas, de estar en contacto con
la lengua escrita que de cualquier otro factor que se involucre. Entonces, más que
enfocarnos a los ejercicios tradicionales de preparación (los cuales vendrían a
ser una ejercitación motriz y perceptiva), habría que dar una mayor mirada a las
experiencias, vivencias y el contacto que el niño tiene con el lenguaje oral y
escrito, que este sea algo significativo para él, promoviendo así procesos, que ayuden al desarrollo afectivo y
cognitivo del niño.
Se debería permitir en los centros infantiles,
las diferentes experiencias con el lenguaje escrito, ya sea a través de
ambientes ricos en escrituras diversas: escuchar leer en voz alta (cuentos,
recetas, cartas), poder ver escribir al
adulto algo de su interés, tener la intención de escribir (sin estar copiando
patrones), asociar letras, así como reconocer semejanzas y diferencias en las
series de letras, observar de las señales y símbolos que hay a su alrededor, es
decir poder jugar con el lenguaje escrito y oral.
Escrito por Verónica de la Peña (Especialista en Audición-Lenguaje y Problemas de Aprendizaje) para el portal de la revista Padres de Hoy
www.centrodeasesoriapsicologicatikay.com
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