Es muy frecuente observar y escuchar a padres sobre lo que le cuesta a un niño desprenderse de ellos para entrar al colegio o nido.
Cuando va un niño a clase por primera vez o después de un largo periodo de vacaciones: ¿Nos hemos puesto a pensar cómo sienten estos niños?
¿Tenemos ideas claras de cuánto tiempo puede requerir un niño a adaptarse a dicha situación que supone: nuevos compañeros, nuevos profesores, nueva estructura sea del colegio o salón de clase; variaciones en las normas, cambio de asignaturas, de exigencias?.
Sabemos que los cambios desestabilizan a los niños y por tanto no podemos esperar, como sucede aún en algunos Nidos, que en una semana ese niño deje de llorar y entre tranquilo cuando lo dejan en la mañana, más aún cuando se trata de los más pequeñitos y que ingresan por primera vez.
Los padres tampoco pueden desconocer esos sentimientos, temores, curiosidad de sus hijos en esta etapa, sus niños necesitarán mucho apoyo y un animarlos permanentemente.
Tanto profesores como padres deben caminar juntos apoyando a los niños, para que se sientan cuidados, protegidos.
Flexibilizar las normas para respetar el ritmo de cada niño en este proceso de adaptación es algo que se recomienda.
Margarita Arboleda Boza