Cada vez escuchamos las
expresiones “¡No me alcanza el tiempo para todo lo que tengo que hacer con mis
hijos….!”, no tengo tiempo para apoyarlo en sus tareas… ”no hay un momento para
estar relajados, para jugar…”, “todo el tiempo tengo que supervisar las
actividades programadas (horarios de escuela, talleres a los que asisten los
niños en las tardes, etc.).
Nos preguntamos cómo era la vida hace algunas décadas. Si pensamos en hace cuarenta años, pocas mamás trabajaban y
estaban en sus casas atendiendo a los hijos. Hace veinte años el asunto empezó
a cambiar: la mayoría de las mamás ya salían a trabajar fuera de casa y los
psicólogos que nos dedicábamos a los niños nos hacíamos preguntas como ¿qué pasaría con los niños dentro de la nueva
estructura familiar".
Actualmente no sólo por el trabajo, sino por las múltiples ocupaciones
que las personas hemos venido asumiendo, el tiempo no nos alcanza.
Pensando en ello vemos, que hay mayor exigencia y demanda en el campo
laboral, continuamente los padres deben estar perfeccionándose y para hacerlo
sacrifican el tiempo en familia.
Por otro lado muchas veces no
sabemos priorizar y no decimos NO puedo ante una demanda, sentimos que todo lo
podemos hacer, pero eso tiene un costo.
Hoy en día los niños asisten, en
su mayoría, a talleres extracurriculares (deporte, música, danza, artes
marciales, dibujo, pintura etc.), que pueden ser en el mismo colegio o en
lugares especializados. Si bien es bueno ofrecerle al niño diversas oportunidades
de expresión, también en muchos casos resulta siendo una sobre exigencia, pues
no se le deja tiempo libre para descansar, elegir qué hacer, compartir con la
familia.
Efectivamente debe haber un
cambio, pues los niños necesitan de sus padres, no es cierto que sólo necesiten
calidad de tiempo y por eso con unos veinte minutos
de buena sintonía con el niño es suficiente, porque están plenamente dedicados
a él.
Los niños necesitan también cantidad de tiempo, vale decir
presencia de sus papás, sentirlos cerca compartiendo algún juego u otra
actividad, así como que cada uno estén realizando algo propio, pero sabiendo que los
papás están ahí para lo que necesitan.
Dejamos a la creatividad de cada familia el encontrar esos espacios de
un rico compartir y no dejarse
atrapar en la carrera en la que estamos
inmersos de atender lo urgente, dejando quizás de lado lo que es más
importante.
Carmen Fernández G.
Psicóloga-Psicoterapeuta