Es frecuente estar
en un lugar y ver un niño llorando, haciendo una rabieta o gritando o con su
carita muy molesta.
Pensemos qué hay detrás de esta conducta, quizá está disconforme con alguna situación,
algo que le molesta, por ejemplo un niño de 6 años que quiere realizar los
juegos de su hermano de 12 y siente que no lo alcanza ni puede llegar a los
puntajes del hermano mayor y siempre se está comparando y por tanto se molesta.
Algo que puede aliviar esta
situación es que cada uno de los hermanos tenga su espacio con un amigo de su
edad.
Asimismo cuando las
exigencias van por encima de su nivel de desarrollo el niño experimenta la
sensación “yo no puedo”, “no me va a salir”, busquemos tanto que los juegos como los
juguetes estén de acuerdo a su edad
para que vaya desarrollando mayor
confianza en sus capacidades y más seguridad personal, estará así más
satisfecho consigo mismo.
Analicemos también los modelos de conducta que en este sentido
dan los padres: cómo reaccionan cuando algo no sale como ellos esperan,
cómo manejan la frustración, cómo expresan su molestia.
Los niños pequeños van internalizando estos patrones de comportamiento.
El pequeño
“cascarrabias” manifiesta esas reacciones porque es la única manera que tiene
para expresar sus emociones, poco a poco
va aprendiendo a poner en palabras lo
que siente. Lo podemos ayudar, sintonizando con sus sentimientos, diciéndole
por ejemplo: “sé que estás muy molesto porque no puedes ir al parque ya que
está lloviendo mucho, mas bien podemos
jugar algo juntos en casa”.
Margarita
Arboleda B.
Psicóloga-Psicoterapeuta
Miembro del
Equipo Directivo
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