Cada dificultad nos brinda una oportunidad única para aprender, crecer como seres humanos, demanda nuestra creatividad para enfrentarla.
Podemos aprovecharla para
ejercitar aquello que queremos para ser mejores personas, como individuos y en
nuestras relaciones interpersonales. Puede ser momento, por ejemplo, para ser
más pacientes, tolerantes a la frustración, aprender a esperar, en una sociedad “agitada” en la que la inmediatez se hace
cada vez más intensa, todo lo
queremos “al toque”.
Quizá sea hora, asimismo,
de reformular nuestra escala de valores, de ver qué es lo más importante para
nuestras vidas, qué es lo que nos enseña esta circunstancia vivida.
Emocionalmente hacer un
esfuerzo por desarrollar, fortalecer la
empatía, dentro de la familia, “ponernos
en los zapatos del otro” para un mejor entendimiento y mejorar nuestras relaciones. Empatía, también,
con las personas que están atravesando situaciones angustiantes, siendo
más solidarios.
Podemos aprovechar,
también para dialogar en familia,
compartir inquietudes, hacer actividades en conjunto, jugar. Cuántas veces
hemos dicho “ya quiero volver a casa para estar en familia”, pues ya lo tienes,
tómalo.
Recuerda
: Este problema es una oportunidad ¿La aprovechas?