En una separación TODOS SUFREN. Es una crisis familiar
en la que los padres experimentan culpa,
sensación de fracaso, incertidumbre, tristeza, angustia, impotencia, rabia invaden su mundo interior
llenándolo de pesadumbre.
Es un momento de duelo, se derrumban los sueños en
común, los planes y proyectos, los ideales y valores con respecto a la familia.
Tres reacciones son frecuentes:
- La negación de
todos estos sentimientos porque si los reconozco y hago contacto con ellos
siento que no voy a poder con ello. Entonces tratamos de seguir haciendo una
vida como si nada pasara, “ya se acabó, ya rompí, todo está solucionado serían
los comentarios”.
- Quedarse estancado,
rumiando la frustración durante mucho tiempo y la amargura invade totalmente no
dejando espacio para las emociones positivas.
- Enfrentar la crisis y tratar de superarla poco a poco, buscan
ayuda, apoyo.
Cuál piensas que es la más saludable? Evidentemente la
tercera opción, no es fácil pero es un trabajo que hay que hacer para “salir
del pozo.
A los hijos les invade el sentimiento de pérdida, sensación de abandono, culpa (creyendo que quizá han hecho algo para que los padres se peleen) dudas, temores, inseguridad, desestabilizándolos emocionalmente. Esto se refleja de diferentes modos, unos se cierran, no hablan, otros hacen como si nada pasara y algunos manifiestan una conducta agresiva y desafiante.
CÓMO AYUDARLES
- Hablarles con la
verdad (de acuerdo a la edad) decirles lo que está sucediendo para darles
oportunidad de ir procesando la sorpresa, la pena.
- Anticiparles qué va a ocurrir, quién y cuándo sea irá uno
de ellos, con quién se van a quedar, en qué momentos vendrá y serán las
visitas, etc. Evitar darles la posibilidad de elegir porque entran en un
conflicto de lealtades que les hace mucho daño.
- Aclarar que es una decisión
que compete a los padres solamente y que ninguno de ellos tiene culpa de nada.
- Explicar que lo han pensado bien y no fomentar la posibilidad
de reconciliación (si es que la decisión es firme) para evitar acrecentar la fantasía, muy propia de niños y
adolescentes, de que sus padres van a
volver a estar juntos.
- Reforzar el vínculo afectivo, del progenitor que se queda
y más aún del que se va, que tengan la seguridad de su cariño compartiendo con
ellos, atendiéndolos, cumpliendo con los días y horas de visita, que sientan
que pueden contar con él, que no los ha abandonado.
- No usen a sus hijos como
pretextos para dañarse los padres entre sí.
- Compartan algunos momentos a
solas con sus hijos, sin las nuevas parejas.
Todo ello permitirá ir recuperando un nivel saludable
de estabilidad pues en situaciones como éstas, los niños y adolescentes (y
también los padres) suelen deprimirse.
RECUERDEN que el buen entendimiento y
respeto entre papá y mamá aminora la tristeza y la desestabilidad en los niños.
PADRES ¡Sigan
involucrándose afectivamente con sus hijos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario