martes, 23 de septiembre de 2014

CÓMO ENTENDER Y NO ALIMENTAR LAS RABIETAS EN LOS NIÑOS

Cuando hablamos de rabietas o pataletas en los niños nos referimos a las conductas de faltas de control que presentan los pequeños entre los 2 y los 4 años.
En primer lugar es bueno precisar que las rabietas son normales en el desarrollo de un niño y aparecen cuando el pequeño empieza a adquirir su autonomía e independencia, es una forma de mostrar su voluntad y de decirnos que él es una personita con deseos propios. Si un niño no presenta pataletas, debería llamarnos la atención, pues estaríamos ante un niño “sumiso” que no se está diferenciando de las otras personas y no expresa su voluntad.
A los 2 años es característico que el niño pase por la etapa del NO, es la expresión más frecuente ante todo lo que se le plantea: no quiere comer, bañarse, vestirse, etc. Es muy importante cómo los padres manejan esta etapa, pues si se conducen de manera autoritaria y piensan que es el momento de imponerse y hacerle saber que son ellos los que deciden pueden desencadenar conductas de negativismo en el niño que se expresan a través del llanto, corporalmente mostrándose agitado o rígido. Es como si se estableciera una lucha por el poder y ello no es así, pues el pequeño sólo está manifestado un deseo. 

Las llamadas rabietas son expresión de que el niño está aprendiendo a mostrar sus sentimientos, pero como todavía no se sabe expresar con palabras, ni controlar sus impulsos, lo hace a través de su conducta. Es muy importante la manera cómo los padres responden ante esas conductas acercándose al niño con suavidad, ternura, pero con firmeza, transmitiéndole claramente que ese tipo de conducta no es aceptada y ofrecerle respuestas que lo ayuden a alcanzar el autocontrol. Señalarle que en casa nadie se comporta con gritos, que así no lo entienden. Esperar a que se calme para luego conversar con él. 

Es bueno prevenir las rabietas, por ejemplo anticipándole lo que tiene que hacer y no de una manera rígida darle una indicación, por ejemplo si está muy entretenido jugando o viendo televisión decirle en tantos minutos tienes que comer o bañarte, indicándole que cuando la aguja del reloj llegue a tal número, él debe realizar lo que se le pide. Si en el momento de la comida insiste en no aceptar determinado alimento, negociar con él, por ejemplo, hasta cuánto va a comer.

Si la rabieta ya está instalada, no es momento de conversar, es bueno transmitirle que cuando se tranquilice conversarán.

Una manera de alimentar la rabieta es cediendo ante lo que el niño pide y darle lo que quiere para evitarnos el mal momento. Esta actitud le indica entonces que cuando desee algo, la rabieta es la manera de conseguirlo y cada vez sus rabietas será más fuertes y frecuentes.

Carmen Fernández Gonzales
Psicóloga-Psicoterapeuta
Miembro del Equipo Directivo de T'ikay

martes, 16 de septiembre de 2014

Rescatando la función de Padre

Tendemos a pensar que el hombre no puede asumir solo la crianza de un niño pequeño, ¿por qué? porque lo vemos quizá más competitivo, enfocado  en cuestiones laborales,  interesado en  deporte, política o temas comerciales?

Si nos remontamos a la crianza de niños y niñas hay una gran diferencia aún en estos tiempos,  entre los juegos considerados para varones, como  carritos, pistolas, pelotas, trenes, soldados  y los que se fomentan en las mujercitas como jugar con la casita,  a la comidita, a las muñecas y a cómo cuidarlas. Como el juego prepara para la vida, las mujeres  llevan alguna ventaja en este sentido   pero ello no significa que el hombre no desarrolle vínculos fuertes, relaciones empáticas, entrega,  amor   y ternura.                                                                                      
Un papá soltero, divorciado o un padre viudo acaso no  podrá sacar adelante en todo sentido a su niño?
La ausencia de uno de los padres y en este caso de la mamá,  es un factor sustancial en la vida de un niño, en  esta situación la crianza  se torna  difícil, pero no  por incapacidad del papá sino por el hecho mismo.

Conozco padres que asumen su responsabilidad por entero, buscan información y orientación para prepararse mejor para tener más herramientas y conocimientos acerca de cada etapa de desarrollo, inquietudes, necesidades, juegos,  para ir creciendo como personas y en su tarea de padres.

No subestimemos  su capacidad de criar, formar, educar. En nuestra experiencia como psicólogas vemos frecuentemente cómo el padre hace un verdadero vínculo con su hijo, cómo sintoniza con lo que necesita o le pasa, cómo le brinda confianza, cómo los acoge avanzando juntos en esta relación. Hay muchos testimonios de hijos que comentan la unión que tienen con su papá y que aún de adultos comentan que la relación con su padre es mejor que con su mamá “mi mamá estaba más centrada en las obligaciones que tenía que cumplir, en cambio mi papá me escuchaba, lo sentía cercano”.

Nuestra sociedad  sigue adjudicando mayormente la crianza de los hijos a la madre y los roles aún se ven frecuentemente definidos como “la mujer para cosas del hogar y de los hijos” y “ el hombre para cosas de trabajo” .
Recomendamos mantener las redes de sostenimiento con la familia, con otros padres que estén atravesando por la misma situación para compartir y aprender unos con otros.  También es provechoso asistir a Escuela para Padres, talleres que informen y orienten  en su rol  de padres.

“Un árbol protege, cobija y da sombra”

Margarita Arboleda B.

Psicóloga-Psicoterapeuta
Miembro del Equipo Directivo 
                                                          www.centrodeasesoriapsicologicatikay.com