Cada vez con más frecuencia
escuchamos este comentario, y aunque no crean, están hablando de niños de
apenas 2 años de edad. ¿Si a esa edad no es lícito ser intolerante a la
frustración?, ¿entonces cuándo lo va a ser? Lo que sucede es que un niño de 2
años está en la edad de afirmarse, de probar qué cosas puede hacer. Por eso lo
vemos caminando, buscando qué descubre e intenta realizar por sí solo una serie
de cosas, como armar torres, que con alguna frecuencia se le caen; comer solo,
y muchas veces voltea la cuchara y la comida se cae; quitarse la chompa, pero
se enreda; subir escaleras sin que nadie lo acompañe o ayude y muchas cosas
más.
Cuando las cosas no le resultan bien, rompe en llanto, no se consuela y no
permite que lo ayuden. Entonces los mayores opinan que no tolera la menor
frustración. Sucede que a esa edad el
niño debe probar sus nuevas habilidades y por ello se embarca en nuevas
aventuras, pero al no tener éxito siempre en sus intentos, llora, porque ese el
lenguaje que tiene para expresar su desconcierto y pesar, todavía no lo puede
hacer verbalmente.
A esa edad debemos propiciar que
- Empiece a comer solo
- Que trate de ponerse o quitarse una prenda de vestir.
- Que manipule objetos, como bloques de madera, y arme sus construcciones.
La frustración en dosis
aceptable, es parte del desarrollo.
¡POR FAVOR NO HAGAN LAS COSAS POR
ÉL!
Carmen Fernández G.
Psicóloga-Psicoterapeuta