Para crecer como persona es bueno
tener claro cuáles son los principios que
rigen nuestra vida. Esto se refiere a lo personal, laboral, como pareja, como
amigo. Debemos priorizar a qué le damos más importancia y qué acciones día a
día nos ayudan a cultivar estos valores y a vivir de acuerdo a ellos.
Muchas veces nos encontramos en
situaciones que nos ponen en conflicto entre las emociones e impulsos que experimentamos
y que pueden transgredir nuestros valores, nos sentimos mal si reprimimos estos
afectos, pero también nos sentimos con culpa al ir en contra de lo que creemos.
Está en nosotros encontrar el punto
de equilibrio que nos hace vivir en armonía con nosotros mismos y con las demás
personas.
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