domingo, 5 de mayo de 2019

Perdonar a quien beneficia?



Conocemos personas que parecen andar por la vida a la pesca del mínimo detalle que las “ofenda” guardando, acumulando en su baúl interior mucho resentimiento. Pueden ser grandes sucesos pero también pueden ser  pequeños eventos o interpretaciones que les dan a los hechos.
 Un ejemplo sencillo de la vida cotidiana: Marcia camina por la calle y ve a una amiga por la acera de al frente, la saluda  y ella no le responde. Puede haber varias miradas con respecto al hecho:
Una puede ser: “esta malcriada, qué se ha creído, es una sobrada, se olvidó de que es mi amiga o se habrá molestado conmigo”.  Con esta interpretación piensas en lo negativo, reniegas o te resientes, te ofendes. Todo ello genera disconformidad,  malestar, cólera o pena,  todas estas emociones negativas y  la única persona perjudicada es a sí misma.

La otra mirada sería: “ Uf esta Juanita qué distraída, ja ja” o “no me debe haber visto” o “quizá esté abstraída con algún problema, qué le pasara”. Esta mirada es más saludable porque en realidad uno no sabe el por qué,  sino tan solo está suponiendo qué le habrá pasado, tratando de comprender  y de esa manera se sentirá mejor y pasa la página. 




El resentimiento se va acumulando dentro de uno mismo y va tiñendo tu mundo interior de amargura, ocupando mucho espacio,   dejando poco lugar para guardar cosas positivas, alegres. Dependiendo del tipo de interpretaciones es que surgirán diferentes emociones, recordemos esto.
Otro ejemplo más relevante y significativo es el que tuvimos atendiendo en consulta dos hermanos, adultos mayores cuyo padre nunca vio por ellos, jamás les dio nada ni les  mostró preocupación ni cariño, se fue cuando ellos eran niños.
Ella expresaba “fue un desgraciado, un mal hombre, no puedo personar lo que nos hizo”, menciona con mucha rabia.
El manifestaba “Bueno, yo lo extrañaba pero no le guardo rencor, quizá no tenía capacidad para hacer otra cosa; y sonriendo dijo “aunque sea le debo un espermatozoide,  si no, no  estaría aquí siendo quien soy”.
La hija con las heridas abiertas y se defiende del mundo con una actitud agresiva y él vive en paz consigo mismo y perdonó aunque no le pidieran perdón
Perdonar significa limpiar tu alma desechando lo que no te sirve para vivir bien, lo que te sujeta. Con el perdón, lo vivido se torna una experiencia que  fortalece y  permite crecer, enfrentando el mundo con los ojos más abiertos.  Comparto un poema de José Martí
Cultivo una rosa blanca
en  junio como en enero
para el amigo sincero
que  me da su mano franca;
y para el cruel que me arranca
el  corazón con que vivo
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo una rosa blanca!

Margarita Arboleda Boza
Psicóloga y Psicoterapeuta

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