Recordemos que los
límites son necesarios pues evita el
desborde de los impulsos, favoreciendo el manejo de los mismos, pudiendo así
las personas encauzar la energía hacia algo productivo. Ejemplo de ello lo tenemos en personas con una fuerte carga impulsiva que la expresan civilizadamente, por
ejemplo a través de actividades artísticas como pintura, escultura, manualidades,
costura, cerámica, deportes fuertes o también dirigiendo, liderando grupos, con
un fuerte impulso a crecer. Ellas pudieron desarrollar el control de sí misma,
la empatía, la capacidad para posponer,
manejar la frustración, esperar, habilidades necesarias para vivir en
comunidad.
Para una
convivencia saludable recordemos que “mis
derechos terminan donde empiezan los derechos de los demás”.
Margarita Arboleda Boza
Psicóloga-Psicoterapeuta
Miembro del Equipo Directivo