Una mamá desconcertada nos comenta que su pequeño de tres años, suele decir: ¡no quiero!, ¡no me gusta!, ¡no voy! y a las diferentes preguntas e indicaciones señala: ¡no a todo!
Esa actitud nos lleva a reflexionar que los niños pasan por periodos dónde la palabra ¡NO! suelen usarla siempre y esto empieza entre los dos y más de tres años. Sin embargo, el ¡NO! es una palabra familiar, que han ido escuchando diariamente, cuando los padres dicen: ¡no corras!, ¡no grites!, ¡no hables!, ¡no toques esto…!, ¡no saltes en la cama!, y los pequeños pueden estar imitando la conducta del adulto.
Es importante
recordar que conforme un niño va creciendo, su conducta va siendo más compleja
y aunque suene contradictorio, esa negación es una manera de reafirmar su
identidad y comunicar que su deseo es diferente al de nosotros los adultos.
El niño está
aprendiendo que es distinto y que puede oponerse y decir NO. Utiliza ese
descubrimiento como una manera de autoafirmarse y de hacer notar su presencia,
con deseo de buscar el poder.
Sería un error
en rotularlos como niños tiranos y desafiantes, simplemente comprender que es
una fase natural y transitoria del desarrollo, que debemos marcar los límites y
normas.
¿Cómo ayudarlo?
Escuchemos su “no” y argumentemos que podemos entender su negativa, pero que lo que estamos mandando es importante. Seamos firmes.
Evitemos reírnos de sus “no” porque reforzaría su uso.
Cambiemos nuestra estrategia, utilizando menos el “no” o reemplazando por otra palabra.
Psicóloga-Psicoterapeuta